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El origen del plástico

Actualizado: 14 feb 2022

¿No es acaso fascinante cómo la curiosidad humana ha llevado a algunos a descubrir tantas cosas?, pero ¿acaso no es aún más fascinante cuándo el invento surge por accidente?


Así sucedió con muchas de las cosas que usamos actualmente, por ejemplo el caso de Spencer Silver, quien en los años 60 creó sin querer el pegamento que un día se convertiría en el adhesivo de los famosos Post-it.


Algo similar ocurrió con Charles Goodyear (1800-1860); quien para 1839 encendió la llama de la creación de eso que nosotros conocemos en la actualidad como plástico y que dio partida para la variedad de objetos creados con este material como son las cajas de plástico.

¿Qué hizo y quién fue Charles Goodyear?

Inventor estadounidense, endeudado y con el sueño de hacer del caucho natural, un polímero plástico obtenido de la salvia de algunas plantas, un material resistente y útil. Sin embargo inicia sus experimentos sin ningún resultado hasta el año de 1839 cuando por accidente tira sobre la estufa encendida una mezcla de caucho con azufre.


¿El resultado?, un material resistente y útil, además de impermeable, que tanto había esperado, aunque no era el que se usa en las cajas de plástico, sirvió para dar inicio a esta revolución, pues tiempo después se convertiría en la materia prima para la manufactura de neumáticos.


Al proceso se le bautizó como “vulcanización” nombre inspirado en Vulcano, dios romano del fuego, pues es a partir del calor que este polímero natural, aunque en la actualidad mucho de él es sintético, se convierte en este material que vemos adheridos a las ruedas de varios medios de transporte.

Los aportes de Alexander Parkers

La vulcanización estaba a la moda y del mismo modo el deseo de crear algo similar con un mejor método al del neumático de caucho, eso sí los objetivos eran los mismos: encontrar este material moldeable al calor y resistente que al enfriarse que revolucionara la industria.


Alexander Parkes (1813-1890) metalúrgico británico, oye el llamado de la innovación y para 1861, mediante la manipulación de la nitrocelulosa y el aceite de ricino crea y patenta un material al que llamó Parkesina, sin embargo la producción era demasiado costosa y el método aún cometía fallos a la hora de elaborar una Parkesina que no se rompiera con la misma facilidad con la que se incendiaba.

John W. Hyatt y el celuloide

Es difícil imaginar un mundo sin el cine, a esto tenemos que agradecerle a una bola de billar, o más bien a los deseos de la empresa estadounidense Phetan and Collander que quería seguir en el negocio de las bolas de billar, y sobre todo a John W. Hyatt, que necesitaba 10,000 dólares.


Para 1860 era común que la totalidad de los materiales usados para la manufactura de las bolas de billar fuera el marfil, ¿y de dónde se obtenía? pues de los elefantes. La industria Phetan and Collander que aportaba su grano a la potencial extinción de la especie vio el problema y decidió encontrar un sustituto.


10,000 dólares fue el premio que se ofreció al público que pudiera desarrollar un sustituto al marfil usado en las bolas de billar y John W. Hyatt (1837-1920) inventor estadounidense, que para 1861 contaba con 24 años y un interés por el trabajo de Alexander Parkers y su Parkesina, tomó el reto.


En su proceso retomó los principios de Parkers alterando la mezcla de celulosa no son aceite de ricino sino con alcanfor, que le dio nacimiento al celuloide en 1868, un con patente para 1870.


El celuloide es uno de los parientes cercanos del plástico, el cual no tuvo el éxito que esperaba, si bien creó un sustituto del marfíl éste tendía a incendiarse con facilidad, eso no le dio fin a la producción del celuloide como fue el caso de la Parkesina, pues aunque no estuvo destinado para bolas de billar, el material de Hyatt revolucionó a muchas industrias como la de la fotografía, o dio pasó a la invención de otras, como el cine, en concreto, los rollos de películas.


El primero en crear un rollo de película fue Eadweard Muybridge (1830-1904), fotógrafo británico, quien en 1870 crea un método para darle “movimiento” a una secuencia de fotografías. Hasta William L. Dickson (1860-1935) considerado como uno de los padres del cine por lograr con éxito la creación en 1890 de un cámara y cintas para películas.


En la actualidad las películas de celuloide están en desuso, pues si bien el plástico era útil y muy resistente aún era altamente inflamable y porque a nadie le gusta que las cosas de repente se incendien, la noble búsqueda por crear este material continuó.

La baquelita de Leo H. Baekeland

Hasta el momento la creación de los plásticos tenía una base natural y una gran tendencia al incendio, como el químico que era Leo H. Baekeland ve la problemática y para 1907 da con una fórmula que resulta en el primer polímero sintético, otra forma decir: primer plástico por entero artificial.


A este plástico se le llamó baquelita; el material era realmente fascinante pues no sólo cumplía con la propuesta de creación que nació ese día de 1839 en la estufa de Goodyear y le dio paso a la innovación en muchos que deseaban también desarrollar un componente moldeable al calor y resistente cuando frío, también era útil y sobre todo barato y poco inflamable.


La baquelita permitió sustituir los materiales naturales usados en otros productos por ejemplo la madera que se usada en decoración, se usó también como mango en las sartenes, para hacer botones, partes eléctricas y de otros medios de transporte, etc.


Sabiendo que había posibilidad de crear un polímero sintético resistente, inventores y científicos se dieron a la tarea de mejorar la producción de plástico comercial que poco a poco fue tomando su lugar en la vida cotidiana de muchos en el siglo XX y XIX.


Las contenedores de plástico fueron parte importante de este proceso, como sociedad nos hemos encaminado a la preservación de nuestro bienes: documentos, libros, comida, accesorios, juguetes,etc., la opción del plástico dio paso a la protección de esos bienes en contenedores resistentes y a un precio razonable en diversas formas, una de ellas las cajas de plástico.


Y es cierto la contaminación es un factor importante, pero las cajas de plástico con polímeros de alta calidad hechos hoy en día, exponen un producto resistente a varios factores, el tiempo incluido, de modo que una sola caja puede ser usada múltiples veces para más de propósito sin el temor a convertirse en un desecho.


Es el ánimo de la reutilización y compra consciente de productos plásticos de calidad lo que debe predominar.

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